Congrios y cormoranes

Huerga y Fierro Editores, S.L.
Encuadernación: Rústica
96 páginas
Año de edición: 2005

ISBN: 8483745267

"Congrios y cormoranes" es un poemario en el que me permito la licencia de reinventar, líricamente, a un varón enmascarado –y mítico- que llegó allende los mares hasta mis versos.

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Los congrios, tan inmersos en su profundidad abisal, aún no saben de tu catana laceradora. Las noticias tardan mucho en conocerse en el fondo del océano.

II

Ya no eres de manera acercada a los modos descalzos de la rutina aullada como parentescos oscuros; lancero analfabeto de estaciones. Fuiste porque ya no lo eres. El artillero nocturno que hace caldo de anemia con qué lamer unciones. Fuiste sin serlo. Cabizbajo en el éxodo de los libros ancianos que se saldan a los Corderos imposibles, dejaste a los pies de mi puerta la batalla del labio anciano que llora y la lanza del ukari. Y ya no eres, ateniéndonos a la verdad, aunque el pasado se le adivina al verbo. No soy tan fatalmente tuya,
cuando aseguro quemar mi vestido
en desconsuelo.

XL

No hay casa para ti, salvo en mí.

Aquí tienes donde te aloje, exiliado de patria
y apellidos prestados,
pagados entre jirones de pan
e insólitos gatos.
Señor flemático e irredento,
proliferado de raíces y bulbos raquídeos que enumeras en inguinal genealogía, casi bíblica;
sabida porque editada.

¿Para qué detenerse en la azada con que desenterrar a los vástagos de la memoria? Sacros ancestros, sin posible redención.
Ven,
desahuciado de patios interiores y regiones ancianas.
Ven,
en este amago de invierno que es una primavera añil.
Permite que te muerda los labios y extirpe el veneno
que no ignoro puedas destilar bajo la pátina cortés de escapista
bien educado.
Para mí tus labios que desconozco: vano, gruta, ámbito inguinal, muladar o cochiquera, argucia, semilla sufí, ¿qué puede importarte el nido que te ofrezca si la mano que te tiendo es un necesario refugio
de ensalmo y mixtura?

Ven. No se te ocurra perderte o dar media vuelta. Penetra y avanza; te espero. Sin esquirlas de vainilla y sí luz en la boca lenta boca
tan morosa como rítmica.
Eres cruel,
eres bello.

XLII

Vuelvo a ti que me ocupas
para decirte: vela y no duermas maldito cormorán.

Esta sacudida que yo siento y tú descuidas
dura apenas
lo que tardemos en apurarla.
Condenado como las collalbas que vuelan bajo
porque deslumbradas antes de conocer la luz,
vela y no duermas.
Emigra, ora y labora, pero no olvides el saquito de mirra de palabras que cada día aguardo como una diabética de metáforas.

Beba yo esos venenos que son tuyos y me alimentan
como a un caballito de mar los desperdicios de las anémonas.
Así me encontrarás
cuando me veas,
apresada en la tela asfáltica de la velocidad y la distancia de tu lengua de uso común
que habla en foros
ante muchachitas sin sintaxis, con primaverales cinturas.

Derriba la pereza,
espárceme tu voz
antes de que tus versos se queden sin calcio.

Trátame como propia, reenumérame por fin y
... Ámame con la cabeza;
a cabezazos .